La vida es un pago continuo. Supongamos que tu meta es ser campeón olímpico, o el número #1 en tu deporte predilecto. ¿Acaso piensas que podrás lograrlo sin pagar? Es decir, ¿sin disciplina, esfuerzo, y dedicación? ¿Sin mantener tu condición física en óptimo estado? ¿Sin meterte a la cancha a entrenar todos los días? No, la vida no funciona así. Si quieres conseguir o lograr algo significativo, en cualquier asignatura de tu elección, debes aprender a pagar, y te darás cuenta que solo estamos dispuestos a pagar por lo que verdaderamente valoramos.
Es mucha la gente dispuesta a pagar por algo enteramente inútil e inservible, incluso perjudicial, como una buena borrachera algún viernes por la noche, pero muy poca la que está dispuesta a hacer algo para sí misma.
Dicho de otro modo, si no sabes pagar por lo que te beneficia, jamás podrás obtener nada verdaderamente provechoso en tu vida. El pago es un primer filtro.